viernes, 23 de diciembre de 2016

Este tramo del Viaje por la Soberanía Alimentaria llegó a su fin

Rocinante y yo acabamos de regresar a casa, sanos y salvos los dos, tras recorrer juntos durante un año 50.000 kilómetros en las 23 provincias argentinas. 
Este tramo del Viaje por la Soberanía Alimentaria llegó, pues, a su fin.
Y digo este tramo porque este Viaje no comenzó hace un año cuando salimos a la ruta, sino, quizás, en mi primera incursión en tierras africanas, hace ya once años. 
O tal vez antes también, en esa primera imagen de la hambruna de Etiopía, que aún hoy está fresca.
O vaya uno a saber cuándo. 
Y no termina, claro está, ahora.
Sino que continúa, en lo personal, hasta que la Pacha me convierta en humus.
En las próximas semanas iré compartiendo agradecimientos, Señales de Soberanía Alimentaria por provincia, referencias de las fotos del Viaje, novedades de la Red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria y Colectivos Afines, de la Red de Abogadxs por la Soberanía Alimentaria, del Museo del Hambre (el Hambre, sólo en un Museo. Centro de Lucha por la Soberanía Alimentaria) y de mi vida, transformada profundamente una vez más, a partir de ahora.
Por el momento sólo quiero decirles a todxs gracias y mandarles un abrazo fraterno, militante, soberano y libertario, el más fuerte de que soy capaz.
En unidad.

Marcos 





sábado, 10 de septiembre de 2016

Andrea y Santiago ya no están entre nosotrxs

La cigüeña arrojó a Andrea y Santiago en un lugar llamado Chaco Salteño, cerquita de donde se encuentran Paraguay, Bolivia y Argentina, pero dentro de los límites de esto que llamamos la República Argentina. 
Qom ella, wichi él, originarixs lxs dxs, argentinxs lxs dxs.
Ella llegó a vivir cinco meses en un paraje llamado Monte Carmelo; él, un año y medio en el paraje Vertiente Chica.
Lxs dos ya no están entre nosotrxs. 
Se "fueron en agua", dicen acá. 
Sufrieron una "deshidratación severa", aclaran lxs médicxs.
Murieron de diarrea.
Si bien los detalles de sus muertes, aseguran las autoridades, "serán dilucidados en el sumario administrativo en curso", esto es lo que yo puedo contarles, lo poco que sé, porque no puedo callar lo que he visto y oído.
Era de noche en Tartagal tras una jornada intensa. 
Había recorrido los parajes wichis de la ruta provincial 86 de la mano de Nancy López, referente wichi y locutora de la radio La Voz Indígena.
Vimos comunidades wichis rodeadas de soja.
Vimos comunidades wichis a las que solían fumigar con aviones y, según sus palabras, "el olor les hacía mal".
Vimos comunidades wichis que, al ser desmontadas, "perdieron el mercado y la farmacia".
Vimos comunidades wichis cercadas por la especulación inmobiliaria en la zona, incluido el loteo del propio intendente. 
Vimos comunidades wichis desplazadas por "la fuerza pública" o amenazadas permanentemente de desalojo.
Vimos comunidades wichis a las que los fumigadores les venden a $25 cada bidón de agrotóxicos sobrante para que puedan acarrear agua. 
Vimos comunidades wichis que, en tiempos de calor, se refrescan en aguas cargadas de agrotóxicos, y sufren enfermedades en su hermosa piel. 
Vimos comunidades wichis que se intoxican con lo yuyos medicinales que siempre prepararon porque ahora las plantas son rociadas con agrotóxicos.
Vimos comunidades wichis en las que cada vez son más frecuentes los cánceres, las enfermedades de la piel y respiratorias. 
Vimos comunidades wichis que por los desmontes ya "olvidaron el gusto del algarrobo".
Vimos comunidades wichis que sufren terribles sequias y que no tienen agua. 
Vimos, también, que una de las empresas agropecuarias más grandes de la zona, Desde el Sur, activa en desmontes, acaparamiento de tierras, desalojos, sojización  y fumigaciones aéreas y terrestres, ejerce su "responsabilidad social empresaria" a través de una Fundación llamada El Fortín.
Fundación que acaba de crear en la zona, con mucho pito y matraca, un Centro Conin llamado "Centro Alcoba" para luchar contra la desnutrición infantil. 
Y que, para luchar contra la desnutrición infantil, entre "otras acciones loables", enseña a las comunidades wichis y a lxs niñxs en las escuelas a comer soja y a cocinar "maicenitas de soja" y "bizcochuelos de soja". Y que les muestran gráficos que aseguran que la soja es un superalimento capaz de reemplazar a casi toda la pirámide alimentaria. 
Vimos, también, comunidades wichis que crecientemente alzan su voz.
Que se organizan.
Que defienden sus derechos. 
Que luchan por sus tierras. 
Y que, colectivamente, están resistiendo con cierto éxito nuevos desalojos, desmontes y fumigaciones.
Les decía que había sido una jornada intensa. 
A la noche, cuando volví al hospedaje, me encontré con la noticia.
Difundida por ese gran hombre que viene luchando para "sacarnos las escamas de los ojos" a lxs argentinxs sobre lo que, en serio, nos pasa: Darío Aranda. 
La noticia del diario El Tribuno de Salta (cuyo dueño, dicho sea de paso, es un claro opositor al actual gobernador Juan Manuel Urtubey) decía que dos niños wichis habían fallecido en Santa Victoria Este de deshidratación y que el deceso había sido confirmado por el director del hospital de esa localidad, el licenciado en Nutrición Ramiro Soraire.
A la mañana siguiente decidí partir hacia allá. 
Para llegar a Santa Victoria Este desde Tartagal se toma la ruta nacional 34 hacia el norte y a la altura de Aguaray se gira a la derecha y se toma la ruta provincial 54. Allí hay unos 6 km de ripio en los cuales se atraviesa la refinería de petróleo Refinor, con sus chimeneas en plena actividad, y luego la ruta está asfaltada hasta los últimos 11 km aproximadamente, en que la carretera se convierte en tierra y polvo. Son 155 kilómetros en total. 
Fui directo al hospital de Santa Victoria Este y pedí hablar con el director. 
Una amable secretaria me dijo que el gerente (así se le llama acá al director) se encontraba en Salta capital. Cuando me preguntó el motivo de mi visita le dije que era por los chicos que habían fallecido el día anterior. Ante ello me respondió que los chicos no habían fallecido el día anterior, sino el 9 de agosto y el 17 de agosto, respectivamente. Un mes atrás. 
Le pedí hablar con el médico de guardia. Conste en actas que era el momento de la siesta. 
Me dijo que el médico de guardia, Dr. Pablo Casabela, se encontraba enfrente y que le avisaría de mi visita. Le di mi tarjeta para que se la llevara y le adelantara el motivo. 
La mujer cruzó la calle hacia una casita que sirve de alojamiento al médico y al ratito nomás regresó y me dijo que el médico vendría a verme.
Una hora y media pasó y el médico no apareció. 
La espera sirvió para recorrer el hospital y conversar con algunxs pacientes y trabajadorxs. Una sección de consultorios inaugurada en noviembre de 2014 por el gobernador (una placa así lo atestigua) da lugar a un ala que está en refacción y durante mi visita había trabajadores pintando y arreglando al son de un chamamé. Más allá, separada por la entrada de la ambulancia, se encuentra el área de Internación, reducida actualmente a tres salitas con diez camas en total, sin sábanas, frazadas y en pésimas condiciones de higiene y salubridad. Había en ese momento tres personas internadas junto a camas herrumbradas y apiladas, sin colchones. 
En el garaje, un chofer con un cigarrillo en la boca esperaba un traslado a Tartagal. Estaba junto a una ambulancia vieja prestada de Pocitos porque la ambulancia del hospital estaba rota. El cartel lateral de la ambulancia parecía sintetizar mejor que nadie el estado de cosas: "sal para todo" parece haber reemplazado a "salud para todos".
El sector de lavandería estaba en desuso porque no funcionaba el lavarropas.
Una trabajadora con cara de cansancio hundía sin guantes un trapo sucio en un tacho de aceite de YPF que sirve de depósito de agua: sin insumos, con solo un poquito de lavandina, hacía lo que podía. 
En una de las salas de Internación se encontraba el Dr. Casabela (había ido por el otro lado a la guardia, quizás para no encontrarse conmigo). Cuando salió, me presenté y le reiteré que quería conversar con él, a lo que respondió que lo esperara un rato. 
Seguí esperando una hora más y decidí salir a caminar por el pueblo en el que conviven wichis, kollas, qom, chorotes, chulupis y criollos. Era uno de los "días de cobro" (de pensiones y asignaciones) y el centro se vestía de fiesta. Durante los días de cobro se organiza un gran mercado en el centro en el que se ofrece de todo, desde pollos asados hasta motosierras de Stihl. También deambulan vendedores de planes de motocicletas. La fila del único cajero automático del Banco Macro parecía interminable, se interrumpía en la zona en la que daba el sol de lleno, y continuaba en la sombra. Pero no queda otra porque la recarga de dinero es una vez por semana y se agota en el día. Para hacer más amena la espera, unos chicos vestidos con ropa de hip hop escuchaban un reggaeton desde sus celulares. 
Cuando volví al hospital, me dispuse a esperar al Dr. Casabela de nuevo. Cuando me vio, me dijo que me había pedido que esperara porque le habían dicho que el gerente estaba en camino, y prefería que conversara con el. A los pocos minutos regresó y me dijo que cuando el gerente estaba de regreso había tenido un llamado de una emergencia en otra localidad y no iba a poder llegar. Y que el tampoco podía hablar. Le dije que me daba la sensación de que no querían hablar del asunto y me miro con cara de "que queres que te diga, chango".
Así que me fui, resignado a no escuchar una palabra oficial sobre el asunto, y tuve la dicha de encontrarme, a través de unas personas que había conocido en Tartagal, con Juan Pearson. 
Juan es ingeniero agrónomo egresado de la UBA. El conocía a un grupo de gente que hacía trabajo social en la zona, se les unió, empezó a viajar cada vez más frecuentemente y desde 2004 decidió convertirlo en su lugar en el mundo. Se casó con una mujer wichi, Eugenia, y tuvieron cinco hijos. Trabaja en la Secretaría de Agricultura Familiar y vive con su familia en un paraje donde conviven wichis y criollos llamado "El Larguero". Huelga decir que habla wichi a la perfección. 
Como ya había anochecido, Juan me propuso continuar en su rancho la interesantísima charla que estábamos teniendo, así que hacía allá fuimos junto a Eugenia, dos de sus hijos y unos paisanos. Durante los cuarenta kilómetros que existen entre el pueblo y el paraje, por caminos de arena y tierra entre el monte (que en la época de lluvias se inunda y muchas veces se torna inaccesible) seguimos conversando, mitad en castellano y mitad en wichi (el y el resto, por supuesto). 
Al calor de unos fuegos segui aprendiendo de Juan y Eugenia muchas cosas de la riquísima cultura wichi hasta que nos fuimos a dormir. 
A la mañana siguiente fuimos al paraje Vertiente Chica que se encuentra a unos 60 km de Santa Victoria Este por los mismos caminos de tierra, polvo y pozos. Rocinante, petiso como es, no habría podido hacerlo. Allí queríamos conversar con don Liberio, referente de la comunidad, para saber que había pasado con Santiago. Le preguntamos a un joven que estaba ahí por Liberio y nos dijo que había salido para una reunión. 
Le dijimos que habíamos ido para preguntar por el chico que había fallecido y, bajando la mirada, nos dijo que "era su hijo, Santiago". 
Ahi nos contó que Santiago había empezado con diarrea y vómitos. Que en la zona no hay puesto sanitario ni enfermero. Que el APS (agente promotor de la salud) de la zona es chaqueño, no habla el idioma wichi y nunca había ido a visitar a la familia. La primera vez que apareció por ahí era ese mismo día más temprano, tras la repercusión pública y política de la muerte de Santiago. La VHF (radio) que fue donada hace años por una ONG no funciona y no hay ningún sistema de comunicación estatal para pedir una ambulancia o auxilio. El papá de Santiago no tiene ningún medio de transporte propio. Viven en una casa que les construyó el gobierno nacional tras un reclamo que tramita (tras haber agotado todas las instancias nacionales sin respuesta) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Las casas fueron construidas supuestamente siguiendo sus preferencias culturales, pero muchxs terminan construyendo otro rancho tradicional adelante (ya que es mucho más fresco y, además, no pueden habitar una casa en la que ha muerto alguien). La casa no tiene conexión de agua y el gobierno les perforó un pozo del que obtienen el agua que luego acarrean en distintos recipientes. Si bien septiembre y octubre suelen ser meses duros y los pozos pueden llegar a secarse, el papá de Santiago nos dijo que aún tenía agua. Cuando finalmente pudo conseguir que un pariente llevara a Santiago al hospital en moto, lo internaron en una de las salitas (que tiene un cartel que dice "solo para niños con riesgo nutricional" pero, según me dijeron, como son tan pocas las salitas, puede haber otros pacientes). Recién a los dos días, a falta de ambulancia, pudo materializarse el traslado a Tartagal. Santiago murió en el camino. Pesaba 7,20 kg, cuatro menos que lo que debía. 
Cuando, dolidos, regresamos al pueblo, vimos que había mucho movimiento alrededor del hospital: camionetas 4 x 4 blancas y motos por doquier. Preguntamos y nos dijeron que el Ministro de Salud Pública de la Provincia, Dr. Oscar Villa Nougues, estaba teniendo una reunión con los caciques y el personal del hospital. 
Cuando nos acercamos, el ministro estaba de pie, camisa abierta, hablando. Sentados alrededor de una mesa a sus lados estaban la Secretaria de Servicios de Salud de la provincia, Viviana Molina, el Director de Atención Primaria de la Salud, el Secretario de Asuntos Indígenas de la provincia, Enrique "Quique" Rojo, el intendente de Santa Victoria Este, Moisés Balderrama,  la Subsecretaria de Ermergencia Social Edith Cruz y la responsable de Prensa del Ministerio de Salud, Marisa Vazquez. Frente a ellxs, en semicírculo, los caciques y personal del hospital, incluido el Dr. Casabela. A mi lado, una joven con una remera con la consigna "hacer realidad la esperanza", sacaba fotos del encuentro. 
La reunión, según nos dijeron, había comenzado temprano y los caciques habían efectuado los reclamos en materia de salud y allegado un petitorio escrito. 
El ministro tenía una libretita con notas donde habría ido anotando los reclamos. 
Como el comunicado de prensa oficial de la reunión fue por demás escueto (http://www.salta.gov.ar/prensa/noticias/el-ministro-de-salud-se-reunio-con-comunidades-de-santa-victoria-este/47826), comparto con ustedes que escuché al Sr. Ministro decir las siguientes cosas:
"Evidentemente tenemos problemas que hay que mejorar". 
"Esto que pasó nos incluye como sociedad".
"Si el APS no los va a ver, ustedes tienen que ir al hospital y, si no hay respuesta, hay medios para quejarse".
"Sabemos que hay problemas de agua en las comunidades. Y que en esta época aumentan las gastroenteritis y diarreas". 
"Los seres humanos somos buenos, pero si se nos controla somos mejores".
"Ustedes saben que hacer realidad la esperanza es el compromiso del gobernador".
"Es cierto que tenemos el problema del vehículo ya que estamos con una sola ambulancia prestada. Estamos haciendo una licitación de 80 nuevos vehículos y creo que para Santa Victoria Este no pueden ser menos de 5 porque la prioridad esta acá".
"Hasta que salga la licitación voy a traer una ambulancia de otro lado".
"Con respecto al reclamo de que los trabajadores sean de la zona, estamos trabajando en la capacitación de agentes sanitarios y enfermeros".
"Con respecto a las condiciones del hospital no hace falta decir nada porque salta a la vista. Voy a firmar un convenio con el municipio para darle un lavado de cara al hospital". 
"Con respecto a la falta de médicos, sabemos que dos médicos no es suficiente. Hemos publicado avisos hasta en Buenos Aires pero no vienen. Si me acercan un nombre, en 48 horas lo designo".
"Vamos a mejorar las condiciones de alojamiento para los médicos". 
"Es cierto que el servicio de limpieza no funcionaba, por lo que vamos a traer dos lavarropas". 
"Vamos a traer sábanas, frazadas y colchones". 
"Con respecto a que las designaciones del personal son políticas, les aseguro que no se puede mezclar el tema político, que eso no puede pasar". 
"Vamos a mejorar el sistema de APS". 
"Salta valoriza a los pueblos originarios. Tanto que hasta tenemos un Ministerio de Asuntos Indígenas". 
"Con respecto a la falta de medicamentos, no deberían faltar. Así que ahora mismo se está haciendo una auditoría y si alguien debe responder por los faltantes, va a responder". 
"Vamos a crear un consejo sanitario para asesorar a quien sea designado como gerente". 
"Vamos a relevar del cargo al gerente y hasta tanto pueda firmar la designación de uno nuevo, voy a designar a uno interinamente". 
"Vamos a comenzar dentro de dos semanas una evaluación de niños en riesgo. Ahora no porque como ustedes saben vienen los feriados de la semana del milagro y el día de la sanidad". 
"En esa evaluación vamos a ver si hay niños con bajo peso" (aqui se permitió decir, a modo de chiste, que a él le vendría bien, dando a entender que le vendría bien bajar de peso). 
"Los niños sufren las consecuencias de las acciones u omisiones de los adultos". 
"Niño con diarrea, urgente al hospital". 
"Es cierto que falta equipamiento al hospital. Vamos a tratar de traer un electrocardiógrafo". 
"Ustedes saben que quien más derechos reconoció a los pueblos originarios es el gobernador Juan Manuel Urtubey".
Dicho todo eso, el Ministro dijo que iba a leer un escrito a ver si estaban todos de acuerdo. Pensé que iba a ser el texto de un acta acuerdo en el que quedaran plasmados por escrito los compromisos asumidos en la reunión, pero resultó ser el pedido suscripto por algunos de los caciques.
El texto contenía los siguientes pedidos:
Que se investigue la causa de la muerte de lxs dos niñxs. 
Que se investiguen por qué se están dando medicamentos para adultos a niñxs y se están haciendo traslados con la camioneta de APS. 
Que se designe a la Dra. Marcela Quispe como Gerenta. 
Que se aparte al APS Gregorio Moreno de su cargo por incumplimiento de sus deberes. 
En ese momento, una persona pidió la palabra y dijo que estaba en desacuerdo con que se designe a la Dra. Quispe. Dijo que la Dra. Quispe había abandonado a un paciente retirándose del hospital cuando era la única medica de guardia. Dijo que los caciques que habían firmado el petitorio estaban todos vinculados políticamente con el gobierno. Y agregó que la Dra. Quispe le ofreció $3000 para que no hablara. 
Ante eso el Ministro dijo que si no había acuerdo podía designar interinamente a Casabela ya que Soraire estaba "con carpeta médica". 
Quispe, que no estaba hasta ese momento, se acercó a la reunión y pidió la palabra. Negó que haya ofrecido plata a ese hombre para que no hablara y defendió su gestión como médica. Dijo que cuando abandonó la guardia fue porque el anterior gerente del hospital, Flenning, le había dado permiso porque su marido, policía, había sido desplazado por una emergencia y tenía que acompañarlo.
Los caciques dijeron que les parecía bien pero en ese momento una médica contratada dijo que la Dra Quispe había tenido "actitudes erróneas" por lo que sí se la designaba directora, ella abandonaba el hospital. El Ministro dijo que iba a tener una reunión con el personal del hospital para abordar el tema. 
En un momento de la reunión, mientras el ministro hablaba, me paré en una tarima para ver mejor. Quique Rojo me vio y pareció preguntarle al intendente primero y a la secretaria de servicios de salud después si me conocían. Los dxs me miraron y parecieron haberle dicho que ni idea. Luego Rojo se paró y hablo con uno de los policías presentes, el cual me miró. Tiempo después Rojo hablo con el Dr. Casabela, quien le habrá dicho quién era.
Cuando terminó la reunión, me acerqué a la encargada de prensa y le dije que no hacía falta que averiguaran así, que acá estaba y que me presentaba. Me dijo que pensó que era un periodista y que estaba todo bien porque cualquier periodista tenía derecho de estar en la reunión. 
De las circunstancias de la muerte de Andrea no pude averiguar más detalles, solo que, según insistió la encargada de prensa, tendría una cardiopatía congénita, como si eso eximiera a las autoridades de un mayor deber de cuidado y seguimiento precisamente por esa patología de base. 
Cuando le dije a la encargada de prensa que no eran solo dos casos, me preguntó si esa era mi hipótesis o mi conclusión de investigación. Le respondí que es lo que me dijeron varias personas en la zona y en el hospital. Y que Google, de una simple búsqueda, parece confirmar. 
Cuando esa noche, al llegar a Salvador Mazza, prendí el televisor, me encontré con un programa de la televisión salteña donde lxs conductores se mostraban indignados ante la imitación que Listorti hizo del gobernador para Showmatch en la casa de gobierno de la provincia de Salta. Luego varios televidentes llamaron para dar su opinión sobre el asunto. 

Lo importante, lo verdaderamente importante, es que dos "Najuaj" (como llaman los wichis a lxs niñxs), Santiago y Andrea, José Santiago y Andrea Ruth sus nombres completos, ya no están entre nosotrxs. 
Dos criaturas (o una, o más) que no tuvieron acceso a una alimentación adecuada. 
Dos criaturas (o una, o más) que, con su sistema inmunológico deprimido, devenida una diarrea, no tuvieron acceso en tiempo oportuno a unas putas sales de hidratación oral, una solución de agua potable, azúcar y sal, que les habría salvado la vida. 
Dos criaturas (o una, o más) que abandonaron este mundo antes de tiempo por, según las propias palabras del ministro, acciones y omisiones de muchos adultos.
Quizás tengan razón los wichis cuando no encuentren otra palabra para referirse a nostrxs, lxs blancxs, como "ahatay", que también significa demonio.  
Ya no los podemos resucitar. 
Lo que sí podemos es luchar por un país y un mundo en el que estas cosas no pasen NUNCA MAS.


























miércoles, 29 de junio de 2016

En la mitad de la ruta

Mi última crónica la escribí desde Chos Malal, ciudad enclavada en el norte neuquino que supo patear el inolvidable obispo de Neuquén, don Jaime de Nevares. Con su Pedagogía Política bajo el brazo – obsequio de su discípulo Jorge Muñoz– me reuní con lxs compañerxs de la Mesa Campesina del Norte de Neuquén, la cual integra el Movimiento Nacional Campesino Indigena (MNCI) y la Vía Campesina. La Mesa viene hace años luchando por los derechos de los crianceros tráshumantes del norte neuquino –mapuches y criollos por igual– y tiene una radio llamada La Arriera, desde la cual se acompaña el peregrinar de los crianceros y se difunden sus luchas. También participé de una muy nutrida asamblea popular contra un proyecto de megaminería en el cerro Caicallén. 
En Andacollo me reuní con una familia cuya salud se vio afectada por la actividad de la mina de oro que solía funcionar allí y que, de un día para otro, levantó sus operaciones y se fue, dejando un tendal de mineros en la calle cuyos salarios pasaron a ser cubiertos, tras el descontento popular, por el gobierno provincial.
En Curamallín visité a Gladys Herrero y su compañero quienes, mate y el más delicioso queso de leche de chiva casero mediante, me relataron los sabores y sinsabores de su vida criancera y del pasado minero del pueblo. 
En Malargüe los dueños del hostal en el que me hospedé, Roxana y Gustavo, me ofrecieron un buen pantallazo de la realidad socioambiental de la zona y me pusieron en contacto con lxs integrantes de la Asamblea por los Bienes Comunes de Malargüe. A través de todxs ellxs me informé sobre los cultivos de semilla de papa al norte y sur de la ciudad con un alto nivel de agrotóxicos, el feedlot local y las plantaciones de soja que lo acompañan, los desechos de uranio, el escándalo del robo de agua del Río Malargüe para un emprendimiento agrícola, los pozos petroleros y el proyecto de extracción de sales de potasio que la empresa Vale pretende desarrollar en el Río Colorado y, como en tantos otros lugares del país, cómo dicha empresa pretende comprar voluntades financiando la construcción de la terminal de ómnibus y algún que otro servicio del hospital. Sol Remon y Nicolás Morales, integrantes de la Asamblea, me invitaron a compartir mis reflexiones sobre el viaje en su programa de radio "Desinformando" y visité a un vecino del predio donde el Consejo Nacional de Energía Atómica (CNEA) estaría realizando la remediación ambiental tras el cierre de la planta nuclear que funcionó allí, inquieto sobre la calidad del agua que él y sus hijos beben y la calidad del aire que él y sus hijos respiran. Visité a Raquel Perassi, técnica de la Secretaria de Agricultura Familiar de la Nación, quien me ofreció detalles del programa "Chivitos del puesto al barrio" (que vinculaba a los puesteros caprinos de Malargüe con los barrios del Gran Mendoza) y me contó las peripecias y malabares que ella y sus compañerxs están haciendo para tratar de asistir técnicamente a los agricultores familiares en medio de despidos generalizados, prevaricación laboral, falta de fondos y el desmantelamiento creciente del área instaurado desde el gobierno nacional. Tuve la grata sorpresa de encontrarme y compartir un chivito con Cheickh Fall, un vendedor ambulante senegalés que en su momento representé cuando trabajaba en la Defensoria; visité el matadero municipal y me entrevisté con su director, Jorge Céspedes (quien me prometió que habrían de facilitar el uso del matadero para los pequeños puesteros de la zona en vez de a seis productores medianos o grandes de afuera). Finalmente, comprobé con mis propios ojos por qué Malargüe siente orgullo de tener el mejor cielo estrellado del mundo. 
En Los Molles fuimos junto a Hugo Magallanes, integrante de la Asamblea, a visitar al puestero Cirilo Rojas, conocido como Lilo, quien estaba haciendo la invernada de sus 1000 cabras y 130 vacas en una tierra que le alquila a los malayos que compraron, gracias al ex intendente Celso Jaque, todo lo que se extiende entre la ruta 40 y Las Leñas, un ejemplo de eso que solemos llamar "acaparamiento de tierras".
En San Rafael conocí y conversé extensamente con Damián Segura, responable de comunicación de la Unión de Trabajadores sin Tierra (UST) de Mendoza, afiliada al Movimiento Nacional Campesino Indigena y a la Vía Campesina. Tuve el placer de conocer a Alejandro Schettini y Virginia Leopardi, quienes, además de ser integrantes de la Asamblea de San Rafael, desde su finca La Rosendo elaboran vinos naturales, jugo de uva y harina de vino. Tras un suculento locro, junto a ellxs y sus amigxs compartimos una agradable tarde sembrando cebada para que algún día el arte de lxs anfitrionxs la convierta en una espumosa cerveza libre de agrotóxicos. También conocí la experiencia de Oasis del Sur, una red de productores agroecológicos de verduras, huevos, especias, conservas, mieles y aceites de oliva que entregan a domicilio a través de la energía y el fanatismo agroecológico de una italiana llamada Fulgida (quien no pudo evitar la nostalgia cuando vio la macchina de Rocinante estacionada en su chacra). Pude visitar también la Finca Las Payas, una fantástica bodega "contra cultural" en construcción natural en la que Santiago Salgado, también integrante de la asamblea, rescata variedades de uvas en riesgo de desaparición como consecuencia de la "cocalizacion del vino" y elabora con ellas vinos únicos, con nombres creativos (como un moscatel llamado "Moscato di Cardinale" - con la foto de Claudia Cardinalli- y Vino Anarco, entre otras exquisiteces que alegran el alma y la vida). Como si esto fuera poco, la hospitalidad de Constanza Baldovin hizo que compartiéramos una increíble velada con su familia de talentosos músicos, un asado hecho por su papá y un limoncello fatto a casa por su mamá. El viaje por la soberanía alimentaria también depara con frecuencia estas alegrías.
Desde la finca La Rosendo me fui hacia Mendoza junto a Carla Martins, quien viene realizando experiencias de voluntariado en granjas orgánicas o agroecológicas a través del sitio wwoofing. 
En Mendoza conté con la hospitalidad y la alimentación sana de Diego Puebla, un joven médico que me fue presentado por Soledad Barruti en el encuentro Como y Sano en Plottier. Tras recorrer Nuestra América junto a la banda de música Zona Ganjah rescatando los "saberes de los abuelitos" (como él dice), Diego abrió consultorios en Mendoza y Neuquén, desde los que desafía a la ortodoxia médica con sus rastas (que ahora se cortó), centrándose en una alimentación consciente y sana (que tu alimento sea tu medicina), recurriendo a terapias alternativas y generando conciencia entre sus pacientes sobre el negocio detrás del sistema médico hegemónico y sus vacunas y fármacos asociados. Asistí a un interesante debate sobre el futuro de los movimientos sociales en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Cuyo a cargo de Luis Carlos Marrero, Diego Ramos y Diego Montón, éste último coordinador de la UST. Tuve la dicha, el placer, el honor (sí, todo eso y más) de conocer a María Teresa Cañas, conocida por todxs como "Guni", integrante de la Asamblea Popular por el Agua de Mendoza y docente, quien me invitó a compartir una charla con sus alumnxs sobre derecho a la alimentación y soberanía alimentaria. Junto a Guni fuimos a la Bioferia que tiene lugar todos los sábados en Mendoza, tras la cual compartimos el almuerzo con otro grande, el profesor Marcelo Giraud, mientras degustamos un vino 100% libre de sulfitos de Pulpo Rojo creado artesanalmente por Jorge Horacio García. También me sumé a la reunión de líderes migrantes que tuvo lugar en la Ciudad y participé de sus deliberaciones y festejos. Me reencontré con Laura Decourguez, a quien había conocido en Cipoletti. Conocí la experiencia del Almacén Andante, que acerca a los consumidores de Mendoza productos de la economía popular en La Casita Colectiva y en una feria en la Universidad, me reuní con el distribuidor de productos orgánicos Adam Comway y, por último, participé de una reunión de la Asamblea Popular por el Agua para conversar sobre la posibilidad de crear una Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria en la Universidad Nacional de Cuyo en la que confluyan todos los actores vinculados a la soberanía alimentaria. 
En Tunuyán, junto a Diego Puebla fuimos a visitar la experiencia agroecológica de Madre Tierra, en la que Azucena Pereyra y su familia elaboran más de cien productos distintos, entre los cuales se destacan los fideos de maca y espirulina. Más tarde fuimos a visitar a su hermana María Jesús, quien desde la finca familiar El Peregrino elabora jugo de manzana y de pera y deliciosos vinagres totalmente agroecológicos. También fuimos a visitar la finca Pagliafora en la que una familia produce papa, tomate y ajo de manera agroecológica. 
En El Plumerillo visité el Centro de la Cooperadora contra la Desnutrición Infantil (CONIN) -cuyo director es el Dr. Abel Albino- y me reuní con la médica responsable de los centros desde el inicio de CONIN, Dra. Virginia Sabio.
En Jocolí tuve la enorme satisfacción de conocer la escuela campesina que desarrolla la UST, asistiendo a una clase de tercer año en la que lxs alumnxs compartían sus temas de investigación final bajo la supervisión de Facundo Martín y de la materia "Territorio" de primer año, en la que Lena y Guillermo abordaron, para mí grata sorpresa, temas como privatización de los bienes comunes naturales, extractivismo y militarismo. También conocí el emprendimiento de elaboración de salsa de tomate, jugo de fruta y vino que la UST desarrolla bajo la denominación "Manos del Pueblo: producto de la lucha campesina por la soberanía alimentaria", la sala de reuniones y la radio de la organización. 
En Uspallata visité la casa en construcción natural y huerta que desarrollaron Gabriela Lavigna y su compañero Paulo (quienes venden sus excedentes en la Bioferia de Mendoza) y junto a ellxs participé de un programa de radio sobre soberanía alimentaria. 
En Puente del Inca, tras maravillarme una vez más al contemplar el atardecer sobre el Aconcagua, el techo de Nuestra América, y superar el soroche en el puente, conocí a Lula, la hija de Guni, para comprobar que, de tal palo, tal astilla (aunque Guni seguramente dirá que de tal astilla tal palo). 
Luego de Mendoza tenía previsto continuar por la Cordillera hacia San Juan, pero el cumpleaños de mi vieja, las ganas de abrazar a mis seres queridos y la venida de Vandana Shiva y Marie Monique Robin (el orden de los factores no altera el producto), hizo que cambiara de planes y comencé a retornar a Buenos Aires. 
En la provincia de San Luis, al tiempo que disfruté de un almuerzo con la familia de mi amiga Rosario Fourcade, la hospitalidad de Cynthia Berardi y Connie Clark y un magnífico concierto casero de tonada cuyana, conocí las ciudades de San Luis, Juana Koslay, Potrero de Los Funes, Estancia Grande, Trapiche, La Florida, y la Carolina, tomé contacto con la Asamblea que está luchando contra un emprendimiento minero cerca de San Francisco del Monte de Oro; visité el Parque Nacional de la Sierra de las Quijadas, que el gobierno provincial quiere recuperar para -según el gobierno- devolvérselo a sus legítimos propietarios, los pueblos originarios Huarpes. De allí me dirigí a Las Rosas, en el valle de Traslasierra, Córdoba, donde me encontré con mi amiga Pato Gallardo, quien trabajaba en el Centro Depurativo del Dr. Palmetti y ahora está queriendo desarrollar un emprendimiento agroecológico en el corazón de la ciudad de Villa Dolores. Junto a Pato fuimos hasta Merlo para reunirnos con Fernando Frank, uno de los integrantes de la Asociación de Campesinos del Valle de Conlara, organización que nuclea a 80 familias campesinas y está librando una dura batalla contra la empresa Monsanto, la cual produce las semillas de maíz transgénico con altos niveles de agrotóxicos  en el Valle de Conlara.
En Villa Dolores nos reunimos con el presidente del Concejo Deliberante, Julio Herrero, ya que había un proyecto de ordenanza municipal para crear una Feria en la Ciudad, apoyado por varias entidades locales. Hicimos llegar el apoyo de las Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria a la iniciativa, y la ordenanza fue aprobada por unanimidad. La idea es que, si bien en una primera etapa la feria estará abierta a todos los productores del Valle (y prohibida la reventa), el municipio, en pos de promover la transición a la Agroecología, exigirá a los feriantes que, con el apoyo de INTA y Agricultura Familiar, inicien un proceso de transición agroecológica. También nos reunimos con César Gramiglia y Hernán Seibane, técnicos del INTA (de esos que honran la extensión rural) y con el imprescindible Marcos Tomasoni, ingeniero químico cuyo trabajo sobre las derivas de los agrotoxicos demuestra que la supuesta coexistencia entre los modelos alimentarios que algunos propugnan, sencillamente es imposible. También aproveché para reunirme con la querida familia Silvia, cuya amistad me honra desde que, como misionero, visité su casa por primera vez hace muchos, muchos años. Y en La Población visitamos a mi abuela postiza, la querida Carmencita Ortiz.  
En Las Rosas visitamos la feria sabatina, devenida un clásico del Valle de Traslasierra después de diez años de funcionamiento y nos reunimos con un integrante de la Unión Campesina de Traslasierra (UCATRAS), integrante del Movimiento Campesino de Córdoba (MCC), del MNCI y de la Vía Campesina. 
De vuelta en San Luis, pasé por Villa Mercedes, la segunda ciudad más importante de la provincia, donde además de contar con la hospitalidad de Mariana Pretel y su familia, fui a visitar a Matías Bosco, quien junto a su padre Daniel y su madre Nora, causó sensación al haber producido zapallos de manera agroecológica en las afueras de la Ciudad.
En Santa Isabel, La Pampa, fui a visitar el establecimiento "La Soledad", donde el puestero Raúl Lucero cría los caprinos criollos colorados que todos los años se llevan todos los premios. 
En Punta del Agua, Mendoza, me reuní con Juan José Bravo, representante de la UST en la zona , quien me contó de la radio comunitaria y de la lucha por la tierra que actualmente tiene lugar ya que una empresa italiana pretende desalojar a los campesinos de las tierras que utilizaron tradicionalmente para el pastoreo de sus cabras. 
En Castex, La Pampa, tuve el placer de conocer a Liana Morini, quien lideró la lucha popular para eliminar los PCBs que estaban provocando una gran cantidad de cánceres en la Ciudad. 
En General Pico visité una planta de fabricación de silobolsas y me reuní con Lorena Allemandi, Directora de Políticas Alimentarias de la Fundación Iberoamericana del Corazón Argentina (FICA), organización que está desarrollando muy buenas investigaciones sobre alimentación de manera independiente de las empresas de la industria alimentaria. 
En Santa Rosa volví a encontrarme con muchas de las personas que había conocido en mi visita anterior, participé de la Marcha Ni Una Menos, y junto con Fede Moreno emprendimos la marcha hacia Buenos Aires. 
En Buenos Aires me regalé el lujo de participar de todas las actividades con Vandana Shiva y Marie Monique Robin, de acompañar la demanda que FESPROSA, Madres de Ituzaingó Anexo y la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, con el patrocinio de unos queridos y comprometidos colegas, efectuaron contra el SENASA por la falta de evaluación de la toxicidad del glifosato y, más importante aún, me cargué del amor y los abrazos de mi gente querida para volver a la ruta.
Unos días después fui para Gualeguaychú, Entre Ríos, donde de la mano de Emilio Vitale –uno de los pioneros y referentes principales de la Asamblea Ambiental- recorrimos los centros de atención primaria de salud (CAPS) en los que el municipio está queriendo reactivar huertas agroecológicas con la gente de los barrios y el lugar donde va a emplazarse la Plaza Comestible. También fuimos junto a un funcionario de la Dirección Municipal de Ambiente a constatar, con mucho dolor, un desmonte de 100 hectáreas de monte nativo para hacer lugar a plantaciones de soja y un feedlot. Visitamos al "Flaco Claret", otra leyenda viviente de la Asamblea de Gualeguaychu, con quien conversamos sobre los desafíos socioambientales de la provincia en el marco del maravilloso reducto de biodiversidad que es su casa. Luego fuimos los tres a visitar a Daniel Ingoll, uno de los descendientes del dueño de una vieja cremeria, quien tras viajar por nuestra América, volvió para poner manos en la tierra y está cultivando hortalizas y criando una vaca jersey que le provee la leche con la que elabora un queso al día. En la ruta con Emilio uno disfruta de un torbellino de ideas y proyectos ya que Emilio es especialista en sistemas y está todo el tiempo pensando y compartiendo soluciones a distintos problemas (mechadas con algún que otro canto, ya que también tiene inspiración para eso, y la Asamblea bien lo sabe). También fuimos a conversar con José Dorati, Secretario de Extensión de la Facultad de Bromatologia de la UNER y coordinador administrativo de la Cátedra Libre de Soberanía  Alimentaria que allí existe, quien nos puso al tanto de las novedades y proyectos de la CALISA. En Gualeguaychú me reencontré también con mi querida colega María Fernández Benetti, quien tras militar muchas causas ambientales en Buenos Aires, decidió volver a su provincia natal con su familia.
En Concepción del Uruguay me adoptaron como hijo los padres de mi compañera de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Escuela de Nutrición de la UBA, la Licenciada en Nutrición Andrea Graciano. Padre y Madre me llevaron a conocer la Ciudad y los vestigios de la Junta Nacional de Granos. También fuimos a la feria que tiene lugar los sábados y donde se ofrece de todo, hasta leche fresca y distintas carnes. Cuando llegó Andrea y su amiga Paula festejamos el día del padre todos juntos. En Concepción también me reencontré con mi amiga Victoria Venere, a quien no veía hace 20 años y que, vueltas de la vida, terminó trabajando en temas afines a los que abordamos. Por último, me reuní con los integrantes de la Asamblea de Concepción del Uruguay Martín Toni, Cristina Tejedor y Jorge Bevacqua, junto a quienes fuimos a visitar la Escuela Rural Primaria Nro. 30 y Secundaria Nro. 24, donde lxs niñxs sufren en carne propia las fumigaciones de un campo lindante. Allí nos entrevistamos también con Ulma Báez y su compañero Pedro Garay, quienes tienen problemas de salud derivados de las fumigaciones. El día anterior a nuestra visita, el Fiscal Coordinador le había notificado a Ulma que su denuncia por la fumigación había sido archivada por inexistencia de delito, con lo cual las afecciones a su salud y la muerte de sus patos y frutales quedó impune. Visitamos también otra escuela rural fumigada en septiembre de 2014 y dos barrios afectados por las fumigaciones. A la noche, surubí asado mediante, conocí a Alejandro Ferrazzi, ex productor arrocero quien está desarrollando un emprendimiento de nueces de pecan. Al día siguiente fui a visitar su campo lindante a un criadero de conejos y pollos parrilleros que también me permitieron ver. 
En Basavilbaso me quedé en la casa del sindicato de docentes AGMER -uno de los pocos del país que lucha de manera decidida contra los agrotoxicos- gracias a la hospitalidad de Mariela Leiva. Tuve el placer de ir a visitar a Fabián Tomasi, quien tras haber sufrido las consecuencias de los agrotóxicos en su propio cuerpo, se convirtió en un luchador incansable contra este modelo productivo que nos está enfermando y matando, y en un ejemplo para todxs nostrxs. Dias atrás había tenido lugar el Campamento Sanitario en la Ciudad, en el que quedó evidenciado que lo que "el loco" decía era cierto. También conocí a Cristina Possidoni, licenciada en nutrición con una amplísima trayectoria, quien está trabajando la soberanía alimentaria desde la mirada de los pueblos originarios y, tras "caminar entre los mapuches", ahora lo está haciendo entre los charrúas. Por eso, junto a ella y Gabriela Zurmuhle fuimos a Maciá y nos reunimos con la Tayta (autoridad indigena) y un grupo de mujeres de la comunidad Güe Guida Berá (significa "el reflejo de la luna sobre el agua"). Luego fuimos a Rosario del Tala, donde nos reunimos con Susana Garcia, quien estaba haciendo una investigación sobre intervenciones de salud desde una perspectiva de derechos. Tras comer una deliciosa comida Kosher preparada por Marta Eker, fui a visitar la finca agroecológica de Rubén Schlotthauer y su compañera Alicia Schwartzman, campesinos que elaboran más de de 100 productos distintos, todo en armonía con la naturaleza, y que demuestran, una vez mas, que otra forma de producir es posible (y rentable). Por último, tuve el honor de compartir unos mates con el Dr. Roberto Lescano, incansable luchador contra los agrotóxicos  e integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. 
En Líbaros fui a visitar a Marta Cian, quien pasó a ser conocida como "la loca de la máscara" ya que, afectada por las fumigaciones, salía a caminar por el pueblo con una máscara. Una pena que este modelo criminal impidiera contemplar la belleza de su rostro. Con su incesante lucha (habla con todos, persigue e insulta a los mosquitos fumigadores, denuncia), las fumigaciones han disminuido, y hoy ya no usa la máscara que la hizo famosa en las fotos de Pablo Piovano. 
En Colón me encontré nuevamente con María Fernández Benetti y, junto a los integrantes de la asamblea Guillermo Treboux y Carlos Serrati, fuimos a visitar la chacra en San José de Marina Páez, integrante del Movimiento Campesino de Liberación, quien cría cerdos y pollo de manera (mucho) más natural que sus vecinos, lo que provoca que hasta los funcionarios que promueven otros modelos en la zona vayan, a la hora de pensar en su propia nutrición, a buscar sus animales. 
En Villaguay participamos con María de una reunión con las comunidades charrúas de la provincia, las cuales enfrentan serios problemas de representación política y de conflictos de tierras. 
En San Salvador me reuní con Andrea Kloster, quien lideró la lucha contra los agrotóxicos, por lo cual también fue llamada "loca" que quería entorpecer el crecimiento de la "capital nacional del arroz". El Campamento Sanitario, una vez más, demostró que la loca tenía razón, ya que, entre otras cosas, el polvillo de arroz que todos respiran en la Ciudad tiene cuatro agrotóxicos, uno de ellos vinculado a la producción de soja. Escuché el testimonio desgarrador de Patricia, la mamá de Leyla, una chiquita de 14 años que falleció, según le dijeron en el hospital Garrahan (pero no se animaron a firmarlo) como consecuencia de los agrotóxicos. Por último, me reuní con Luis Maria Pichi López, un abogado que viene acompañando la lucha. 
En Concordia me reuní con Cristina Guitar, licenciada en nutrición que, desde el Área de Políticas Alimentarias Saludables del municipio intentó desarrollar programas de soberanía alimentaria; me contó de la experiencia de la Mesa de Gestión Local para la Economía Social y Solidaria (Me Gless) y de la Asociación para el Dearrollo de la Economía Social y Solidaria (ADESYS). Luego me reuní con Facundo Scattone y lxs integrantes de la Asamblea Ambiental de Concordia, quienes comenzaron a juntarse en la lucha contra el fracking y hoy han ampliado la lucha a otras causas ambientales. También me reuní con lxs integrantes de la Asociación Piri Hue, quienes comenzaron trabajando en un proyecto de extensión con los pecadores artesanales y hoy han conformado una red de comercio justo que vincula a los productores locales con los comensales de Concordia, además de servir como espacio de debate sobre la soberanía alimentaria. 
En Chajarí visité el emprendimiento "Natur Citrus" de Raúl Gustavo Borgo y Diego Zanpedri, quienes producen mandarinas, naranjas y limones de manera 100% agroecológica y, coherentes con eso, militan por las causas ambientales en la zona. 
En Curuzu Cuatia me encontré con mi compañero de la facultad y amigo Lalo Recalde y compartí una hermosa velada junto a su familia y amigos.
Ahora me encuentro en Mercedes, Corrientes, pronto a partir mañana a Colonia Pellegrini, puerta de entrada a los Esteros del Iberá. Nunca más oportuna la visita en tiempos en que parece naufragar el proyecto de ley de humedales por la presión de los agronegocios. 


Como quedó evidenciado en mi anterior crónica también, en Argentina se desenvuelven a diario dos modelos alimentarios en pugna: el de los agronegocios y el de la soberanía alimentaria. 
La coexistencia no es posible. 
De todxs y cada uno de nosotrxs depende, individual y colectivamente, con cuál de los modelos nos quedamos. 
 


   




 









martes, 26 de abril de 2016

El viaje por la Soberanía Alimentaria cumple su cuarto mes

El 4 de mayo se cumplirán cuatro meses, un tercio, de este Viaje por la Soberanía Alimentaria. 
Tiempo suficiente para echar la vista atrás y compartir con ustedes lo que he hecho, hasta ahora, en este recorrido. 
En Rojas, mi primer destino, conocí (y fosfité) el proyecto de producción de fertilizantes naturales que María Inés Diorie y Jeronimo Meincke están desarrollando en la zona núcleo del corazón sojero siguiendo las enseñanzas de Jairo Restrepo; me reuní con Juan Ignacio Pereyra y Guillermo Fischnaller, integrantes del Foro Ambiental Rojas; visité el basural a cielo abierto, un feedlot, un campo de soja lindante a las casas, el galpón de un fumigador vecino de una empresa de fumigaciones aéreas, los transformadores que solían tener PCBs y el lugar donde habrían sido enterrados los que los contenían; conversé sobre el inicio del viaje en la radio local e indagué sobre el impacto del funcionamiento de la planta clasificadora de semillas de maíz "María Eugenia" de Monsanto. 
En Los Toldos, conocí el trabajo que viene desarrollando el Foro Ambiental de General Viamonte de la mano de Margot Goycochea y todo un maravilloso colectivo de ciudadanxs autoconvocadxs que lucha a diario por un ambiente sano en el partido; visité las zonas afectadas por las fumigaciones y feedlots, los basurales y la experiencia agroecológica que el huertero–policía Fernán está llevando a cabo; compartí un riquísimo intercambio de saberes con los integrantes del Foro; visité junto a Federico Blonda y Florencia Herce el polo energético "La Olla" y el proyecto de salud mapuche que Verónica Aspiroz Cleñán está gestando en lo que otrora era una capilla católica y que, tras años de lucha, fue recuperado por y para sus legítimos propietarios, lxs mapuches. 
En 9 de julio conocí a Adriana Contarini y su compañero, Guillermo, la hermosa huerta, cisterna y rayuela que tienen en su casa y conversamos sobre la posibilidad de promover la apertura de una Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA) en la Universidad del Norte de la Provincia de Buenos Aires. 
En Bonifacio visité la empresa Agrototal de Carlos Luengo y dos campos de soja, un feedlot, un criadero de cerdos, una fábrica de aceite de girasol, una fábrica de aceite de soja y de agrocombustibles, una quesería, el tambo y la huerta de Miguel Pinto y la huerta, nogales y gallinero de Eduardo y Raquel Erbin; participé del programa de radio de Nicolás Budareto y conversé con el Dr. Huayhua y con dos docentes sobre el mapeo del cáncer que realizaron en el pueblo. Por último, estuve conversando con el apicultor Raúl Escribano sobre las consecuencias que está generando el uso de los agrotoxicos en la vida de esos maravillosos polinizadores, esenciales para la vida, llamadas abejas.
En Santa Rosa, gracias a Federico Moreno y su compañera Maitén Figueroa Sotelo visité la huerta estudiantil agroecológica de la Universidad Nacional de La Pampa y la huerta de la familia de Maitén; relaté la experiencia del viaje en la Radio La Tosca; conocí la experiencia de la Agrupación Tierra y Producción (ATP) de la Universidad; compartí un diálogo de saberes en el marco de la Feria por una Alimentación Sana del Parque Oliver, en la que además pude conversar con las autoridades del Colegio de Nutricionistas de La Pampa, integrantes de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y del Observatorio de Conflictos Socioambientales de la Universidad; me reuní con María del Carmen Labey, profesora titular de Geografía Económica que viene acompañando desde la universidad la experiencia de la feria municipal y está interesada en promover la apertura de una CALISA y participé de una minga comunitaria de construcción natural en la escuela Teresa Rodríguez. 
En Anguil visité la estación experimental del INTA en la que Daniel Osvaldo Bedotti me introdujo en el mundo de los puesteros caprinos del oeste de la provincia y Carolina Angeleri en las vicisitudes del programa Pro Huerta en la zona, la fantástica chacra agroecológica Kla Peñi de Gabriel Lara y Valeria Urbano y el proyecto de polo agroecológico que están desarrollando Carlos Anzorena y Carolina Angeleri.
En Toay me reuní con Astrid Victoria Francescutti e Iñaki Esponda, militantes de la agrupación La Evo, quienes me llevaron a recorrer las huertas agroecologicas y el criadero de gallinas ponedoras que están desarrollando; compartí un asado a la luz de las estrellas con lxs compañerxs de Chacra Raíz, quienes recuperaron un predio que estaba abandonado para construir de manera natural sus viviendas, desarrollar huertas y, al mismo tiempo, defender los médanos y caldenes del avance inmobiliario.
En la Colonia Menonita, junto a Federico Moreno y Maitén Figueroa Sotelo visitamos toda la Colonia (varias veces), el mercado, compartimos un almuerzo con una familia y conocimos las experiencias de la quesería comunitaria y del choricero de la colonia. 
En Daireaux fui aprendiz de carnicero por unos días de Alfredo Digniani, quien me introdujo en los secretos de la industria de la carne; además, recorrí la ciudad para conocer el frigorífico, la planta aceitera y de agrocombustibles y el curso de agua en el que Fumigaciones Rodríguez, según me dijeron, lavaría los aviones fumigadores.
En Saladillo, conocí la chacra de Gabriel Arisnabarreta, las dificultades que él y su compañera enfrentaron para sostener un proyecto de producción de hortalizas agroecológicas y el emprendimiento de elaboración de quesos que están realizando; pude participar de una asamblea de la organización Ecos de Saladillo, la cual ha tenido importantes éxitos en su lucha contra los feedlots y las fumigaciones en el partido, han desarrollado la Cátedra de Ambiente y Salud y actualmente organizan, entre otras cosas, una feria agroecológica en la que luce un árbol plantado en homenaje a Andrés Carrasco; recorrí la chacra de Carlos Rocca y aprendí sobre los múltiples (y diversos) proyectos de producción de alimentos que está desarrollando. 
En Ayacucho quise conocer el "Programa de Seguridad y Soberanía Alimentaria" que aparecía en la página web del municipio y que, por la descripción, sería el único en su tipo del país. Lamentablemente, al momento de mi visita, el programa había sido discontinuado por el intendente. Sin embargo, pude conocer a tres de sus integrantes, Agustín Manazza, Leandro Sauco y Yanina Souza, quienes estaban en tratativas para armar una cooperativa de bioconstrucción natural; en el municipio me contaron del proyecto municipal de cocina comunitaria en curso y visité la huerta municipal que, tras varios años, volvió a ser trabajada por Antonio Grenci y se espera que pueda abastecer al hospital y al asilo de ancianos. En La Constancia pude conocer a quien fuera el coordinador del programa, Juan Giuseppucci y su compañera, Sophie Chaxel, quienes me contaron las iniciativas que desarrollaron hasta que una decisión política interrumpió sus sueños (que ahora mantienen en pie, desde otro lugar, fuera de la gestión pública). 
En Balcarce me reuní con el Concejal Juan Pablo Vismara, quien me llevó a recorrer la Ciudad, la panadería Juan Bodega, los campos de papa que abastecen a Mc Cain y me contó sobre la lucha que están librando en la Ciudad para avanzar en un ambicioso plan de reordenamiento territorial que permitiría regular de manera efectiva las fumigaciones con agrotoxicos y las actividades de canteras y feedlots pero que, con el cambio de gobierno, corre peligro de ser abandonado por la presión de la poderosa Sociedad Rural de Balcarce. 
En Tandil me reuní con Verónica García Christensen, abogada especializada en derecho ambiental, junto a quien visitamos distintas experiencias de la zona, entre ellas: la feria de economía social (con corazón independiente); las iniciativas de promoción de la economia social desarrolladas por Marcos Pearson y Mariano Larrondo desde el departamento de extensión del rectorado de la Universidad; la sala comunitaria de elaboración de alimentos y la experiencia de elaboración de dulces y conservas de Savia Serrana y la chacra en la que Nancy y Rafael producen hortalizas agroecologicas y dulces y conservas que comercializan en la feria. Muy a nuestro pesar, no pudimos conocer la magnífica experiencia de producción de harina de trigo agroecológica que Damián Colucci está encarando en su Chacra Monte Callado. 
En la Estación López del departamento de Benito Juárez fuimos a visitar el campo "La Aurora", en el que Juan Kiehr, con el asesoramiento del ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá, están demostrando que es posible producir de manera agroecológica a escala (el campo tiene 650 hectáreas) a través de un sistema mixto biodinámico y obtener mayores rindes (y nulos "pasivos ambientales") que con el paquete tecnológico de la mal llamada revolución verde. 
En Tres Arroyos fuimos a conocer la experiencia del mercado "Madre Tierra" donde los productores de la zona ofrecen sus productos de manera directa a los consumidores y cuentan con una sala comunitaria de elaboración de conservas y visitamos una de las chacras aledañas a la Ciudad donde se producen parte de las hortalizas que allí se comercializan. 
En Quequén tuvimos acceso al puerto privado de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), en el cual se embarcan parte de los granos destinados a la exportación. 
En Necochea fuimos a conocer la experiencia de "Necochea Ciudad Frutal", a través de la cual un grupo de vecinos pretende que Necochea deje de ser conocida como "Ciudad del Viento" para pasar a ser conocida como Ciudad Frutal y, en ese sentido, promueven de manera voluntaria la plantación de árboles frutales en casas, veredas y espacios comunitarios. En la Hospihuerta nos encontramos trabajando a Juan Garcia, uno de los integrantes del proyecto. 
En Monte Hermoso pude encontrarme con Alamin Miah, joven bangladeshi que estuvo bajo mi tutela para comprobar, una vez más, los cambios y continuidades en la alimentación que experimentan las personas migrantes en su trayecto migratorio. 
En Bahía Blanca fui a visitar la Feria del Lago y la granja agroecológica Los Tamariscos, ambos proyectos liderados por Cáritas  y la fantástica experiencia de la huerta agroecológica de Sandra Vela en su Chacra "Shalom"; me reuní con Brian Vogel quien, junto a Matias Álamo y otrxs colegas de la Universidad Nacional del Sur, conformaron un Espacio de Trabajo por la Soberanía Alimentaria (ETSA) y con una estudiante de Abogacia interesada en sumarse a la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria. 
En Rio Colorado me reuní con Pedro Cajaravilla, ingeniero agrónomo de la Secretaría de Agricultura Familiar, quien me ofreció un pantallazo muy enriquecedor sobre la situación de la agricultura familiar de la zona; conocí a Gabriel Navarro, Presidente de la Asociación de Productores Frutihorticolas de Rio Colorado, junto a quien fui a visitar dos chacras de hortalizas, a un productor de peras, la cooperativa juguera, la sala de faena móvil y la escuela agrotécnica; participé de la Feria Nehuen que tiene lugar todos los sábados por la tarde, es organizada por la asociación que lidera Gabriel y cuenta con el programa de radio "Sembrando esperanza", conducido por Luis Antonio Jara. 
En Choele Choel me interioricé sobre los problemas que enfrentan los productores fruticolas del Valle Medio debido al creciente acaparamiento de tierras y a la concentración económica de la cadena fruticola por la cual un puñado de empresas controlan la producción, el procesamiento, el enfriado, el transporte y la comercialización externa e interna de frutas. Además, conocí de la lucha para que se haga justicia por el asesinato de Daniel Solano, un trabajador golondrina que denunció las condiciones de explotación laboral a que son sometidxs lxs trabajadorxs de la empresa más importante del sector (Expofrut), tras lo cual fue asesinado por la policia rionegrina, desvelando una compleja trama de complicidades políticas y judiciales; conocí también el programa de turismo rural comunitario en virtud del cual uno puede ir a visitar a los productores de la zona y la fantástica feria de productores y artesanos que tiene lugar con fuerte apoyo del municipio. 
En Lamarque fui a conocer la feria municipal de productores en la cual María Huincas me dio detalles de distintos apoyos que brinda el municipio para los productores familiares de la localidad. 
En Viedma y Carmen de Patagones, ciudades hermanas de la comarca, Manuela Lucio Perotti me ofreció un lúcido análisis de la situación de las luchas socioambientales de la provincia y me contó de la experiencia de producción agroecológica en la Isla Negra, por lo cual fue ungida como "agente local" de la lucha por la soberanía alimentaria.
En San Antonio Este estuve reunido en la costa con los pescadores artesanales, en particular con Juan Domingo Navarrete, quien hasta altas horas de la noche me contó sobre su vida en el mar, las dificultades que enfrenta el sector frente al avance y depredación de la pesca industrial y sobre su hija rebelde, Débora Andrea quien, contrariando los deseos de su padre, en este mundo de sal y hombres rudos, decidió dedicarse a la pesca en un barco en el que sólo hay mujeres. Además, supe del programa de apoyo del municipio de San Antonio, a través del cual se facilita que los pescadores artesanales puedan trasladar en un camión refrigerado del municipio los frutos de mar a distintas localidades; visité el puerto de San Antonio, desde el cual se exportan las frutas y verduras que se producen en el Valle Alto y Medio, controlado por las empresas líderes del sector. 
En Las Grutas me dirigí inmediatamente a la bajada 7, en la que se encuentra el barrio de los pulperos que salen todos los días a pescar pulpos con ganchos en la bajamar y que han formado una asociación para defender sus intereses. 
En Puerto Madryn conocí a Fernanda Tundís y Gloria Fontán, quienes organizan desde el municipio la feria "Con Sabor a Madryn", la cual nuclea a los productores de la zona y les permite un contacto directo con los comensales en una locación frente al mar de postal; visité al chef Gustavo Rappretti, quien organiza el festival "Madryn al plato" y es el dueño del restaurante "A mis fuegos", espacios desde los cuales se propone incluir en la propuesta gastronómica productos de la zona producidos por agricultores familiares de manera agroecológica, para revalorizar el patrimonio gastronómico local, apoyar a la agricultura familiar y generar un mercado para la producción agroecológica; junto a Gustavo fuimos a visitar la granja orgánica "El Amanecer" en la cual Palmira Morales y su compañero producen hortalizas frescas, huevos, conejos y cerdos; Fernando Delatorre me contó de su experiencia para rescatar y comercializar el wakame de la zona (alga) a través de su emprendimiento llamado Jono; asistí a un Ciclo de Cine, Debate y Acción en el que se proyectó la película Food Inc, se dio un rico intercambio y propuestas de acción concretas; compartí mis reflexiones sobre el viaje en el programa de radio de la Fundación Ceferino Namuncurá; participé de una reunión de la Asamblea Ciudadana de Puerto Madryn que viene militando por la prohibición de la megamineria en la provincia de Chubut; me interioricé sobre la feria local de semillas; almorcé con Pedro Oroquieta, pescador artesanal, vicepresidente de la Unión Argentina de Pescadores Artesanales (UAPA), entidad afiliada a la Vía Campesina y cené con Gabriela Dagorgue, Juan Miguel Gortari y dos colegas de la Universidad San Juan Bosco, donde discutimos sobre la posibilidad de viabilizar una CALISA, entre otras cosas. 
En Trelew tuve el placer de ser adoptado por unos días por Laura Maruschak y Rodolfo Agostinho, quienes desde su hermosa chacra Las Robinias hace veinte años que organizan cursos de Agroecología práctica para "aprender haciendo"; el hijo de Laura, conocido como "El Negro", comenzó con un proyecto de producción y comercialización de hortalizas agroecologicas y, como chef, tuvo un magnífico programa de TV "De la huerta hasta la mesa" hasta su triste e inesperado fallecimiento. Junto a Rodolfo fuimos a visitar Gaiman, donde nos encontramos con quien fuera por muchos años el director de la escuela agrotécnica, Ricardo González. 
En Camarones fui a visitar el museo de la infancia de Juan Perón, donde aprendí algunos datos que desconocía sobre el componente agroalimentario de los planes quinquenales y la políticas de fijación de precios, entre otras yerbas. 
En Comodoro Rivadavia conocí el impacto económico, social y ambiental de la actividad petrolera; visité el Museo del Petróleo en el que, desde el llamado "Espacio de la Energía", YPF, con el apoyo de Pan American Energy, destacan las virtudes, importancia y supuesta inocuidad de la fractura hidráulica  (fracking) y en un simulador ofrecen a los niños un "fantástico viaje al mundo de los hidrocarburos no convencionales". Tuve el placer de conocer e intercambiar ideas con la abogada Silvia Dos Santos, quien patrocinó las acciones de amparo que lograron frenar la utilización del fracking en dos comunidades en Chubut. 
En Jaramillo me estacioné con Rocinante Soberano junto al monumento de Facón Grande, líder de las huelgas patagonicas de 1921, y le reproduje, en homenaje, la canción "Así no se mata un criollo" (esas fueron sus últimas palabras antes de ser fusilado por el ejército del coronel Varela, a las órdenes de don Hipólito Yrigoyen), hermosa pieza de los "tangos anarquistas".
En Puerto Deseado me invitaron a compartir un capón en ocasión de una fiesta de cumpleaños, en la cual pude aprender sobre la pesca industrial y descubrir cómo, a casi un siglo, las huelgas patagonicas están presentes en la imaginación colectiva de la zona. Disfruté de descubrir que la calle Julio Argentino Roca fue reemplazada por decisión del pueblo por Osvaldo Bayer y que en una esquina el querido historiador y militante, ejemplo de coherencia, se encuentra con don Facón Grande. 
En el puerto de San Julián, mi llegada a la Ciudad comenzó con un rico intercambio de ideas con una descendiente de escoceses que, enterada del motivo de mi visita, cuestionó la versión de la historia presentada por Osvaldo Bayer. Aproveché para visitar la casa donde funcionó la "Casa de Tolerancia La Catalana", donde un grupo de cinco trabajadoras sexuales se negaron a tener relaciones con los militares que participaron de los fusilamientos de peones y obreros, dando muestra de una hidalguía y dignidad inigualables (y por la cual fueron detenidas en la comisaría). Corté una flor de la casa y se la llevé al cementerio a Maud Foster, una de las cinco heroínas, en sentido y justo homenaje.
En Puerto Santa Cruz visité el llamado Cañadón Misionero, zona de chacras donde se produce papa, lechuga y remolacha. 
En Comandante Luis Piedrabuena visité la Chacra La Rueda, en la cual Juan Marcú y Pedro producen hortalizas agroecológicas y las ofrecen a la venta en la veterinaria que Juan tiene en el centro de la Ciudad. 
En Río Gallegos, junto a Clara Borosky, visitamos la exposición de ovinos de la Sociedad Rural y a la productora agroecológica de verduras, frutas y conservas de origen australiano Michelle Le Maire. Además, me reuní con Sandra Ortiz, quien había participado del Seminario Virtual de Soberanía Alimentaria y me ofreció un panorama esclarecedor sobre la realidad de la economía social de la provincia. 
En Río Grande Johanna Ibarra me contó detalles sobre el trabajo en las fábricas ensambladoras; junto a Ethel Puyol visitamos el invernadero del CAAD en el que conocimos al promotor del Pro Huerta César Belbey; me reuní con la licenciada en nutrición Paula Márquez , quien me contó sobre los problemas nutricionales que se dan en la Ciudad; visité la oficina del INTA en la que Susana Aressi me dio detalles sobre el gran trabajo que está desarrollando en la zona como técnica del Pro Huerta y en la que pude conversar sobre la realidad camión–dependiente de la provincia con el director del INTA, Enrique Libray; visité la feria de productores agroecológicos que comenzó teniendo periodicidad semestral y que ahora, gracias al acompañamiento del Pro Huerta y del Cambio Rural dirigido por Juan Manuel Allende, tiene frecuencia semanal y cuenta con la oferta de productos, también, de la Misión Salesiana; visitamos la Chacra agroecológica 7 Estrellas de Eleuteria y Hermógenes Ramos; por último, visitamos a Violeta Oyarson, quien elabora conservas a base de productos locales como el ruibarbo, cordero, pan de indio y salicornias. Para finalizar, asistí a la Fiesta del Ovejero, en la cual se ofrecen corderos al asador y productos de la zona. 
En Tolhuin visité a unos productores de frutillas al paso. 
En Ushuaia, Eleonora Di Maio y su compañero, Andrés Fernández, me ofrecieron un panorama sobre la situación de la pesca en la provincia; la licenciada en nutrición Romina Cortés me contó sobre la experiencia de kioscos saludables que está procurando desarrollar desde la secretaría provincial de educación; el abogado Juan Pablo Correa me ofreció detalles sobre sus talleres de soberanía alimentaria; mantuve una reunión con el subsecretario de producción Lucas Gallo sobre la situación de la pesca artesanal y las dificultades en el abastecimiento local de alimentos. 
En Puerto Almanza entré en contacto con los pescadores artesanales, visité un criadero de truchas y conocí al pesador artesanal y huertero del fin del mundo, Miguel Oñate. 
En El Chaltén, junto a Clara Borosky, visitamos la huerta experimental agroecológica que desarrolla Guillermina López Echavarry, integrante de la cooperativa El Brote. 
En Gobernador Gregores visité la huerta agroecológica y el proyecto de lombricultura de Avelina Askenazi y Alberto Vera junto al entusiasta promotor del Pro Huerta cordobés Favio Reano; la finca de Kachesuky y el proyecto de elaboración de dulces artesanales de su compañera; la huerta del hogar de ancianos municipal y la escuela agrotécnica en la que estuve en contacto con los encargados de las secciones de frutales y huerta, Daniela Suque y Roberto Pesoa.
En Los Antiguos conocí las chacras de cerezas y frambuesas, me reuní con el integrante de la Asamblea Ambiental Jorge Faggiano y con el director de la oficina del INTA. 
En Esquel me reuní con el abogado Gustavo Macayo, quien fue uno de los letrados patrocinantes de la acción de amparo contra la pretensión de la minera de instalarse en la zona; tuve el honor de compartir la experiencia del viaje en Radio Nacional Esquel; participé de las marchas en conmemoración del 13 Aniversario del histórico referéndum que le dijo "no es no" a la mina y de la memoria, la verdad y la justicia por los cuarenta años del inicio de la última dictadura cívico militar; tuve el placer de conocer personalmente a Ana Valtriani, coordinadora de la CALISA de la Universidad San Juan Bosco sede Esquel, de visitar "su lugar en el mundo" en Trevelin y de acompañarla a la feria de productores en ésta última ciudad. 
En Lago Puelo me reuní con quien fuera el Director del hospital de Esquel y tuviera una participación muy activa en la movilización contra la mina, Rodolfo Lombardelli (quien tras su jubilación se convirtió en un fantástico luthier) y con Ariadna Tepper, quien está exhibiendo documentales que produce para generar conciencia sobre el impacto de los agrotóxicos en la salud y el ambiente. 
En El Bolsón, Daniel Otal me ofreció una fantástica descripción de la historia de la Ciudad y de las experiencias de soberanía alimentaria; visité la feria de productores agroecológicos y conversé con Fernando Nahuel Pan, Cristina Gallardo y otrxs feriantes; junto a mi amiga Patricia Gallardo visitamos la finca agroecológica HUMUS y un criadero de truchas; me reuní con el productor de miel biodinámica Enrique Pareja y visité el molino del proyecto Trigo Limpio e intercambié ideas con sus referentes. 
En San Carlos de Bariloche me reuní con Alejandro Giannello y Octavio Montiglio, integrantes de la agrupación ecologista Piuké y participé del programa radial que desarrollan; visité el mercado popular El Charcao y el mercado municipal; indagué sobre el primer y único plebiscito desarrollado en la Ciudad para decidir sobre la instalación de un supermercado Chango Más (Walmart); junto a Mariana Russi conocí las experiencias de huertas y construcción sustentable del barrio Jamaica; junto a Romina Leske África tuvimos el placer de conocer a Sara Itkin, incansable defensora del uso de las plantas comestibles y medicinales de La Patagonia y la huerta agroecológica de Tobías en el barrio Los Cohihues; visité la planta recicladora de residuos de la Asociación de Recicladores de Bariloche (ARB) y el proyecto de huerta experimental que desarrolla la empresa de agua mineral de manantial Aluncó; me reuní con Ernesto y Mariana Muhler del restaurante Cassis, quienes desde su lugar promueven el consumo de alimentos locales producidos en armonía con la naturaleza. Finalmente, tuve el honor de conocer personalmente al gran Eduardo Rapoport y a su compañera Bárbara Drausal, con quienes compartí ideas sobre el universo de lo comestible. Mientras me encontraba en San Carlos de Bariloche, tuve el honor de ser llamado por el gran Lalo Mir para contar la experiencia del viaje en su Programa "Lalo por Hecho" de FM 100.
En Dina Huapi visité el Mercado de la Estepa, una interesante experiencia de comercialización de los productos artesanales de la línea sur liderada por el recientemente fallecido Robert "Bob" Kilmeate. Además, tuve el placer de conocer personalmente y visitar el taller de Simón Van der Heede, quien desarrolla maquinarias para atender a las necesidades de la agricultura familiar, como molinos de trigo y prensas de fruta, entre otras innovaciones. 
En Villa La Angostura visité la experiencia de Ecohuertas organizada por el municipio y me reuní con su mentora, Estela López. Visité también la planta recicladora de Residuos, modelo en la región.
En San Martín de los Andes visité la Asociación Pro Patagonia, en la cual Mariana Álvarez me contó sobre una experiencia de recuperación del piñón y de la gallina araucana en la comunidad mapuche de Ruca Choroy; visité el maravilloso barrio intercultural y mi futuro "lugar en el mundo" en el barrio Kaleuche. 
En Aluminé me reuní con Gabriel Beber, fundador de Pro Pataonia, quien me llevó a conocer la comunidad de Ruca Choroy y a una reunión de los productores de la zona, en la que pude conocer a Sandro Currumil, integrante de la asociación Apícola de Aluminé ; también nos reunimos con Petrona, una de las integrantes del proyecto de desarrollo de funtu (alfajor de harina de piñón), Kmeque Ihael (en mapudungun "alimentación saludable").
Junto a la compañera de Gabriel, Iara Prá, asistimos en Plottier al Primer Encuentro Nacional de Alimentación Consciente y Segundo Encuentro Patagónico, organizado por el Dr. Luis María Delupi y un maravilloso grupo de personas. Allí me encontré con Soledad Barruti, Pablo Armenti, Pochi Mantegazza de la Red Jarilla  y muchas otras personas que, a diario y en distintos puntos del país, generan conciencia y dan batalla por el derecho humano a la alimentación sana. Al mismo tiempo visitamos la feria de productores de Plottier, nacida con la crisis del 2001 y el club del trueque. 
En Neuquén fui a visitar a Jorge Muñoz, su compañera Lily y su hijo Miguel, quienes desarrollan un gran trabajo en defensa de la comunidad migrante del Alto Valle desde la Pastoral de Migraciones y la Clínica de Migración y Derechos Humanos; me reuní con Pablo Muñoz, quien coordina la Red de Consumo Tincuy; participé del documental sobre alimentación consciente que están desarrollando Nicolás Bustamante y Paula di Capua; me reuní con Francisco Armas, Pia Borguielo y Luis Ferrari, quienes me contaron sobre distintas situaciones que se dan en un barrio en el que están trabajando; asistí a un juicio de lesa humanidad y me encontré con mi compañero de doctorado, el brillante abogado Juan Cruz Goñi, lxs integrantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Neuquén (APDH) y la imprescindible Noemí Labrune; fui a visitar la Ruka de la Confederación General Mapuche y me reuní con el secretario general, Jorge Nahuel. Finalmente, tuve el placer de reunirme e intercambiar ideas y estrategias con lxs colegas de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional del Comahue. Visité el mercado concentrador de Neuquén en el que no hay un sólo productor agroecológico y pasé por la fábrica Zanon recuperada por los trabajadores.  
En Añelo fui a visitar a las comunidades mapuches Mari Menuco, Paynemil y Kaxipayiñ, afectadas por el fracking y la explotación de gas en Loma La Lata. Además, visité las dos chacras de producción hortícola convencional y la feria de productores, financiadas por la fundación YPF y ProPyme.
En Allen fui a ver el impacto del fracking en la producción de frutales. Me reuní con María Cristina Pérez y su compañero, quienes han sufrido en carne propia los efectos del venteo de los gases en la zona. También descubrí a Martín Carbonell, peluquero que rompió con la química y, junto a su compañera Tatiana Kolos y sus hijxs Melisa y Axel, procuran vivir con lo indispensable y en armonía con la naturaleza. Además, visité a los ladrilleros y el basurero municipal en el que se vierten residuos de hidrocarburos. Conocí la iglesia católica pintada con el dinero de la empresa petrolera Mirasal y la ambulancia donada por la misma empresa "De Allen para Allen".
En Centenario fui a visitar la huerta agroecológica Flor Dorada, una hermosa finca agroecológica de Cecilia y Carlos en la que se producen hortalizas de estación, manzanas y peras y que es una de las pocas experiencias agroecologicas en todo el Alto Valle. Lamentablemente, está al lado de un importante emprendimiento avícola donde gallinas ponedoras están enjauladas y hacinadas, y están tratando de buscar una alternativa a ese emprendimiento. Mientras me encontraba allí, me llamaron del programa de radio Sonido Urbano de la Metro Neuquén. También fui a la Hospihuerta que el programa provincial Proda está desarrollando.
En Fiske Menuco, de la mano de Rossana Flores y su hija Amanda, fui a visitar el mercado hortícola y un emprendimiento de producción de hongos y me encontré "de casualidad" con Jorge Curzel, a quien conocía de "A cultivar que se Acaba el Mundo" en Buenos Aires, junto a quien fuimos al programa de radio de la Universidad del Comahue. Asistí a la firma del convenio entre el decano de la Facultad de Derecho y la Pastoral Migratoria con el emotivo testimonio de las personas migrantes que viven en el Alto Valle y la cuerda de candombe de fondo. 
En Cipolleti me reuní con Manuel Vera, gran compañero de unas colegas de la Cátedra, quien me contó sobre el desarrollo de ferias de semillas en la Provincia. Junto a Laura Decurguez fuimos a visitar la experiencia de la Chacra Cuatro Esquinas, oportunidad en la que pudimos conocer a Nacho Cuatro Esquinas, quien participa de la experiencia de producción agroecológica Janus en Cordero, y a lxs arquitectxs Raúl García y Adriana Apeceche, quienes tienen un emprendimiento llamado Hierbas del Alto Valle, entre otras interesantes ideas.  
En Loncopué  me reuní con el padre José María Dorfeo y Viviana Wanca, quienes me contaron detalles del histórico plebiscito que en el año 2012 le dijo No a un emprendimiento minero de una empresa china. 
Entre Neuquén y Loncopué, pasando por Plaza Huincul, Cutral Có y Zapala, conversé con varios críanceros que practican la ganadería de trashuman cía y que bajaban con sus animales de la veranada para dar comienzo a la invernada.
Tras un breve paso por unas nevadas Caviahue y Copahue, y tras sumergir mi cuerpo en las sulfurosas aguas de la Laguna del Chancho, me encuentro ahora en Chos Malal para conocer la experiencia y lucha de la Mesa Campesina del Norte de Neuquén, afiliada al Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y a la Vía Campesina. 

A cuatro meses de comenzado este viaje, puedo afirmar que la Argentina está de pie, en marcha. A lo largo y ancho del país florecen por doquier experiencias alernativas de producción, distribución y consumo de alimentos. Otro sistema alimentario está siendo construido de a poco, de abajo hacia arriba, pero de manera inexorable. La identificación de estas experiencias es tan sólo un muestreo aproximado, arbitrario, diminuto, de estos procesos en marcha. Ya somos muchxs los que estamos caminando por este camino hacia la soberanía alimentaria.
Enhorabuena que no puedo verlo todo.